Por amor al arte, 2ª parte...

...y me ha salido un pareado!

El amor al arte...
El amor al arte es hacer esas cositas que te hacen inmensamente feliz porque sí, por qué no y porque necesito expresarme y decir al mundo: ...

Hace ya ¡¡¡tres años!!! pasé por uno de los peores momentos de mi vida. Por dos momentos. Después, cuando pude reaccionaryvivirypensar me dije a mí misma que algún día no muy lejano de mi existencia los llevaría a escena. Sentía la necesidad de expresar mi dolor, de contar mi experiencia, de hacer que otros que tuvieran que pasar por eso tuvieran ya algo cercano que les hiciera sentirse acompañados en la aventura desagradable que les hubiera tocado vivir.
No pretendía ser profeta (profeta yo!¿?!!), simplemente persona.

(Siempre piensas que las cosas les pasan a otros...)

Después de ese tiempo y de tener la necesidad de gritar me crucé con varias personas que habían pasado por experiencias similares o peores. Vi que no estaba sola.

En concreto me crucé con una muy especial que entre millones de cosas (es uno de esos dos o tres encuentros que tienes en la vida y que te la marcan para siempre) me enseñó sin darse cuenta que siempre siempre las cosas se superan. Que siempre siempre tienes la oportunidad de seguir disfrutando y aprovechando la vida.Que siempre siempre nos quejamos de nuestras cosas pequeñas para creernos tener la mayor desgracia del centro del universo. Que siempre siempre vas a tener la oportunidad de sonreír.
Que siempre siempre podré pensar en él y en su valor para superar cualquier situación adversa.

Ahora por casualidad o no me reencuentro con mi idea. Tengo la experiencia de que la vida sigue. Tengo la experiencia de que fui más fuerte que nunca. Quiero contar lo que les pasa a otras personas. Poner voz, cuerpo y almas.

Poder decir sin tener que hablar, que conversar, que contar la historieta de la abuela cebolleta que viví, que viven, que la vida te cambia, que la vida hay que vivirla.
Que la experiencia merece la pena.
Que las experiencias siempre siempre siempre merecen la pena.