jueves, 19 de abril de 2012

En pleno ataque de ansiedad y dentro de yo sola frente al mundo

Aquí.
Sola frente al ordenador. Viendo ver llover.
Pensando en todo. Y en nada.
Porque esto es como la lluvia. Los pensamientos van y vienen al ritmo que caen las gotas.
Y los que se quedan son aquellos que hace tiempo nadie pudo obligar a desaparecer por la alcantarilla.

Aquí, en esta soledad pienso si de verdad estoy siendo valiente.
Creo que no.
Pero también sé por qué tengo miedo.

Me encuentro como Hamlet en mitad de su duda.
Que alguien me obligue a ser valiente.
Por favor.
Alguien más.

miércoles, 8 de febrero de 2012

En un día (otra vez) como hoy

Sí.

Mi ausencia se debe a que he sido jodidamente feliz.

Y sí. Mi vuelta se debe a que estoy jodidamente triste.

Es de esas cosas que no puedes controlar.
Yo es que soy de extremos. De vivir al límite. Nunca me fueron las medias tintas.

Así que aquí me tienes. Confusa y luchando.
Pensando en la nieve y en mí sobre patines y sobre la nieve. Y pensando en coger una mochila e irme unos días a mi ciudad.
A buscarte. Para que no tengas miedo.

¿Qué coño pasa últimamente con Valladolid?
Será la niebla que nos vuelve a todos un poco más locos y hace que nos cueste afirmar que SÍ. Que te quiero.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

California

Hoy es de esas veces que no sabes muy bien qué pensar.
Que quizá las dos copas de cerveza se te han subido a la cabeza... Porque esta felicidad es como demasiado.

Esta capacidad de pensar en lo positivo es desbordante.

Jodidamente feliz.
Como si sintiera que en esto no me estoy equivocando con una seguridad que asusta.
No sé a quién más. Pero a mí me asusta y mucho.

Y no tengo miedo.
Tengo ganas.

Y la única persona a quién he pensado en poderle contar toda esta maraña de sensaciones, emociones, ilusiones o cómo cojones se llamen, ha sido a ti. Que te estás escondiendo debajo de las palmeras...

Esto es sencillamente increíble.
Y sólo espero que esto no se me olvide en los momentos que puedan venir de dificultad... Que serán muchos. Como siempre. O en esos ratos de estupidez adolescente que perviven en mi cerebro.

Venga, coño, agárrate a mi mano, que soy feliz y quiero contártelo.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Cuando bebo (que no es que yo sea alcóholica, aunque a veces me gustaría), cuando bebo unas cervezas con los colegas, de forma desenfadada, cuando arreglamos el mundo, cuando nos metemos los unos a los otros, cuando nos hacemos propuestas indebidas, cuando nos decimos las verdades, las mentiras, todo aquello que sin la peste del alcohol no saldría a relucir, todo aquello que se quedaría tras el visillo porque en realidad somos unos mierdas que nos queremos y que decimos cosas que no no no pensamos o que sí, pero que las decimos cuando no quiere la cosa, cuando llevamos un litro de puta cebada puta líquida en nuestro cuerpo. Sólo en ese momento, de repente, vuelves a aparecer.

Y hoy, sí hoy, hace un rato, cuando le contaba a mi colega qué cojones hacía con mi vida, cuando filosófabamos de lo bonito que es irse a Grecia, a la locura de Atenas, sólo por amor y porquesinoahoracuándo, me he dado cuenta de que aún te echo de menos.

Aún quiero llamarte.
Aún no asumo que hay cosas que empiezan y que acaban.
Así que si quieres, respóndeme. Atrévete.
O no.
Enfréntate con tus fantasmas.
O no.
Yo mañana cojo el coche y me escapo. Al mar. A la música.
Y pensaré que esos putos músicos no te llegan ni a la suela del zapato.
Y pensaré también que ese puto mar no es bonito si no es contigo al lado.
Y pensaré que disfruto de mis colegas porque me lo merezco.
Y disfrutaré de mi cumpleaños.
pero por favor, contesta.
Sé amable.
Dime que sí, que me echas de menos.
Qe tienes ganas de verme.
De cantar conmigo canciones de Love Of Lesbian y cortarnos las venas juntos. O hacernos el amor hasta reventar. Aunque llamen de Brasil.
O de Italia.
Aunque llamen de alguna parte a donde ya no pertenecemos.
Porque sólo estamos tú y yo aquí y ahora.
Y lo demás qué coño importa si nos ponemos poéticos e incluso contemporáneos.

Porque ya sabes que yo siempre fui de postdramatismos. Y que las medias tintas no me valen.

domingo, 11 de diciembre de 2011

El backround

Esto es parar y no dejar de pensar en ti...

Ostia puta coño joder.

Menos mal que las batasunadas propias nos hacen reír...

sábado, 10 de diciembre de 2011

Yo sólo quiero morir de amor

Morir de asco.
De viejo.
De amor.

Yo sólo quiero morir de amor.
Por eso ayer estuve a punto de hacer la maleta, meter dos abrigos, un par de guantes y unos cuantos gorros y salir a buscarte.

Porque lo fácil no me apetece. Porque con estar a gusto no me vale.
Yo me quiero volver loca de amor.
Como antes.
Si no, no me vale. Es pasar el tiempo en compañía.
Yo quiero volver a volar.
A caminar un palmo por encima del resto.
Si no, no me vale.
A sonreír de forma estúpida.
Ir al Mercadona y cerrarlo después de hora y media eligiendo el suavizante y aprovechar los puntos ciegos entre los pasillos del detergente y los licores para besarnos a escondidas.

Porque lo que no es eso, es amor para aficionados.
Pero yo estoy loca. Y quiero enloquecer más.
Y morir de amor.
Y de deseo.

¿Cuánto tengo que esperar? ¿Kilómetros por recorrer? ¿Maletas? ¿Nieve? ¿Baquetas? ¿Gatos salvajes?

QUE ALGUIEN ME DIGA DÓNDE TENGO QUE ENCONTRARTE PARA VOLVERME OTRA VEZ LOCA DE AMOR.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Sólo él, que vive a más de seis mil kilómetros de distancia.
En ese país que tuve, secretamente, que buscar en el mapa, porque no recordaba con certeza si el ecuador lo dejaba a la derecha o la izquierda del continente africano. Allá, lejos.
Donde el bosque y la playa son uno solo.
Donde los gatos son seres salvajes.
Donde soñé con hacerle el amor.

Sólo él, que vive allá lejos y que, en ocasiones habla de amor en portugués, sólo él ha sido la dulce sorpresa con la que viví la posibilidad de olvidarte.que
De curarme de las heridas del fracaso.
Un fracaso que no me pertenece. Lo sé.
Y puede que casi ni a ti.

Pero que sólo el chico tierno y aventurero de la barba, incapaz de tocar la flauta dulce, y que se sorprendió extrañamente al saber que tú y yo nos besábamos, sólo él será capaz de sustituirte.
De hacerme saber que sí es posible.
Que puede.

Aunque hoy existan varios problemas y yo todavía me preocupe por si hay o no nieve allí, en tu montaña.