viernes, 9 de diciembre de 2011

Sólo él, que vive a más de seis mil kilómetros de distancia.
En ese país que tuve, secretamente, que buscar en el mapa, porque no recordaba con certeza si el ecuador lo dejaba a la derecha o la izquierda del continente africano. Allá, lejos.
Donde el bosque y la playa son uno solo.
Donde los gatos son seres salvajes.
Donde soñé con hacerle el amor.

Sólo él, que vive allá lejos y que, en ocasiones habla de amor en portugués, sólo él ha sido la dulce sorpresa con la que viví la posibilidad de olvidarte.que
De curarme de las heridas del fracaso.
Un fracaso que no me pertenece. Lo sé.
Y puede que casi ni a ti.

Pero que sólo el chico tierno y aventurero de la barba, incapaz de tocar la flauta dulce, y que se sorprendió extrañamente al saber que tú y yo nos besábamos, sólo él será capaz de sustituirte.
De hacerme saber que sí es posible.
Que puede.

Aunque hoy existan varios problemas y yo todavía me preocupe por si hay o no nieve allí, en tu montaña.

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