sábado, 5 de julio de 2008

Atardecer

Entró en la librería nerviosa, oteando de lejos las estanterías más cercanas en busca del mundo prometido.
Se paró.
Mirar los libros colocados y pasear entre ellos era uno de los placeres más fáciles de encontrar y de vivir. Claro, que al placer le estaba indisolublemente unido el hecho de cargar con dos o tres ejemplares y pasar la tarjeta de crédito sin pensar en el gasto que le supondría la compra.

Pero era una compra feliz. A lo mejor no llegaba a fin de mes con la cantidad que deseaba, pero el disgusto que le pudiera provocar el descubrirlo quedaría solapado en cuanto abriera uno de esos libros que la esperaban nerviosos en la mesilla.
Esta vez, el placer era aún mayor. Tenía un pequeño secreto que guardar y una pequeña joya entre sus manos...

1 comentario:

Sugarglider dijo...

Libros, libros que se acumulan por todas partes esperándo ser leídos, y que, poco a poco, como les dejes, invaden toda la casa...

Sobre libros, si te apetece http://warrambool.blogspot.com/2008/06/salisbury-27508.html