jueves, 3 de julio de 2008

Ha salido el sol...A medias...

Cinco y cuarto de la madrugada. Las cinco?!?!? Sí. Y te da un medio infarto porque con la luz que entra por la ventana piensas que te has quedado dormida y es la hora de comer...

Pero no (no, noooo), la hora del infarto no es esa, demasiado temprano.
El infarto te da después de comer, para que intentes retener con esfuerzos casi olímpicos los 10,30€ del (asqueroso) menú (y te sientas orgullosa de ello). Porque claro, 10,30€ y vomitar... Mi sueldo proletario de media jornada explotada no me lo permite. Es totalmente inmoral... Así que haces esfuerzos sobrehumanos para no ponerte a gritar como si fueras la chacha del siglo XVIII de las Caballerizas cuando le manchaban los suelos los amigos de Alfonso XII, e intentas concentrarte en la clase, como si te fuera la vida en ello, a pesar de que tu estómago tiene vida propia (que no es la tuya) y que el corazón te pide vacaciones.

Qué genial... Tú luchando contra tu mente perversa que te hace sentirte un despojo humano por gilipollas y el ama de llaves de Rebeca viendo la vida pasar tan agusto...

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