Me acuerdo de aquel tiempo en que alguien me contaba la necesidad de refugiarse en ciertos vicios tras las intensas y desesperantes jornadas de trabajo...
Claro.
Tú que vas de guay, dices, nooo!
Pero llega un día en que dices basta. Te acuerdas de tu amigo y te vas a pedir a un chino de 10 años una cerveza y una bolsa para guarrear.
Y ese día llega.
Y te quedas...La mar de ancho-.
1 comentario:
Vicios, pasiones, bajezas humanas... cotidianeidad de los que apostamos sin saber a qué. Arrepentimiento, crítica... consecuencias.
Pero haylos más enfermos, aquellos que se refugian en el trabajo para no aceptar sus vicios.
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