Qué raro.
Alguien cumple su sueño. Y yo, triste.
¿Cumpliré yo los míos? ¿Cuál son?
Miedo.
Miedo al camino que comienza. Y rarezas por despedirme del que llega a su fin.
De París a Almagro hay un paso. O menos con la imaginación...
En realidad, por ella estoy feliz.
Y por mí, ausente.
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