Y hoy vuelvo a sentir este dolor que me encoge.
Que me hace pequeña.
Que me encantaría gritar.
Salir en mitad de la plaza y desgarrarme de dolor.
Sola. Mientras la gente se aleja y mira estupefacta.
Y de fondo, ahora, el afilador.
Como antes, cuando era tan pequeña que no podía sufrir.
Otra vez.
Y basta.
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