Debe ser el diafragma.
Se cierra. Dice "hasta aquí hemos llegado; relaja, joder".
Se pone en tensión y todo empieza a dar vueltas, a arder, sube la temperatura y no puedes tenerte en pie. Te importa una mierda el happening, los pollos muertos o las cortaduras en la piel como símbolo del dolor. Lo compartes, lo entiendes, pero o te tumbas o te caes redonda.
Maldito diafragma...Y eso que tú, como especialista, te has pasado ocho meses pidiendo que otros conecten con él...
Pero, oiga, y hoy, ¿dónde coño esta la conexión entre vosotros?
Ah! Ya lo tienes. El maldito diafragma, más adelantado que tu propia conciencia te está diciendo que saltes. Que dejes de tener miedo al precipicio. Y que ahora no hay mochilas con las que cargar. Que han hecho muy bien en robarte todas las maletas. Que es una oportunidad de oro para recuperarte.
A ti.
Que falta te hace. Ser tú. Volverte a ti.
Ehhh, mírate.
Estás. Serena.
Y dicen por ahí que hasta más guapa.
Adiós. Bye. Au revoir...
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