lunes, 23 de agosto de 2010

P U f

De repente se viene todo encima.
Y no haces nada para evitarlo.
Ves escaparse por alguna parte tu futuro.
Tu sueño a medias.
Tu vida a medias.
Nunca te has conformado con las malas mitades.
Pero tienes miedo a que esta vez estés obligado a hacerla.

Tras la frase lapidaria "trabajar tantas horas es hacerse mayor. Eres un adulto", notas como las lágrimas se te agolpan para salir como si de la lava de un volcán en plena ebullición se tratase.
Te contienes porque tienes a tu madre al otro lado. Y hay que hacer lo que sea para que siga feliz.

Aparentar.
Nunca se te ha dado bien.

Estás en el borde. En el puto abismo del cambio de vida.
POr detrás suena buena música.
Estás a punto de apretar el botón.
Que alguien te consuele.

Nunca me gustó especialmente Peter Pan, pero ahora...
¿Quién se apunta al puenting conmigo?

Tratemos de aliviar la angustia con la automutilación que te permite lo que antes compraste en el Día.
No. No harás como Angélica. Pero sí te apetece ponerte ese traje camel con esas enormes gafas y pasear como si alguien te absorviese el hígado.

Lástima.

2 comentarios:

[Yan!*] dijo...

+1, bajón hormonalizado con matices de miedo chungo a los cambios.

¿Compartimos helado de chocolate?

Marie dijo...

Mariiiiiiiiiiiiiiiiiiiii,
faltó el helado de chocolate hoy, pero me encantaron los sustitutivos.
Abajito tengo a Javier Álvarez cuando empezó y cuando tú eras un bichito de ¡¡¡4 años!!!
Ay, Mari, que soy una viejuna.