domingo, 14 de noviembre de 2010

Y sin embargo...

O de cuando esta mañana pensaba que las cosas como las de ayer son inmensamente inevitables porque somos una canción de Joaquín Sabina.

Iba con la música a tope y el cuerpo cansado a dejar que me sigan modificando.
Debería decir "a modificarme a mí misma".
Que haya tenido que venir un señor desde Japón para esto...
Ahora lo importante es concentrarse en que toda la sabiduría adquirida (y todo el revoltijo) no se queden en agua de borrajas cuando la rutina se apodere de tu cuerpo, cuando tu cabecita te impida pensar.

Y mientras, sí, seguiré pensando que es posible eso que yo quiera.
Y que toca disfrutar.
QUe no hay que cerrar la puerta, sino abrirla. Para que entre el aire y se vea todo más claro.
Sonríes porque te acuerdas de aquello de "siempre es bueno ventilar".

Parece mentira que haya cosas que dejas que se te olviden...
El caso es que a media sonrisa y con la cara después de haber llorado, con el pecho medio vacío, recuerdas lo dicho y sentido por el maestro.
Así que sí.
Pa'lante. Dejemos que otro maestro, no tanto tuyo, ni tan cercano, el Sabina ponga letra a la música esta en que estáis empeñados en vivir.

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