domingo, 17 de julio de 2011

Parar

Infinitivo. 1ª conjugación.

Se puede acompañar y así sustantivizar con quiero si pretendemos señalar un deseo.
También podemos acompañarlo de necesito cuando sentimos que todo lo demás va a explotar si no utilizamos en acción el verbo anteriormente señalado.

Quiero parar.
Necesito parar.

Todo se cae.

Sólo quiero estar a tu lado. De verdad.
Atrevéte.
Déjate de estupideces. O déjame a mí que las cometa por los dos.

Si no, me veré obligada a tomar el sol en la terraza y sudar. Será esa mi venganza. Mi principio de katarsis cerebro-emocional.

No puedo más.
Con nada.
Quiero que todo se detenga.
Saltar y salir lejos.
No me veo capaz de superar casi nada.
Nada.

Es domingo por la tarde y estoy aquí sola. Sin poder articular un pensamiento decente.
Me faltan las fuerzas. Y da igual que me haya hinchado a hidratos de carbono. Mi cuerpo dice basta.
A gritos.
Me metería en la cama si no fuera porque el sol todavía calienta como para derretir un pedazo de chocolate y ver en él una metáfora del cerebro que nos espera en el congelador.

Y sólo puedo escuchar la misma canción una y otra vez. Es una especie de anestesia que hace que algo de lo que me rodea tenga color.
Y me duele una costilla. Debe ser el diafragma. hijoputa.

"Supera esto no serás capaz" dice la puta cancioncita... Jum.
Voy a accionar el verbo y voy a quedarme tumbada en el suelo. Como si de una diva de los años 50 se tratase. Como si me hubiera tomado un cóctel de depresivos aderezado con alcohol.
Me bajaré una de las tiras del bikini, pondré las piernas descuadradas y mis brazos acompañarán la figura delicadamente tendidos hacia los lados. Dejaré la mirada perdida.

Y me creeré Marylin.
A veces sienta bien sentirse una muñeca desgraciada.

Quiero un paracaídas.
YA.

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