Mi ciudad.

Qué bonito que es Valladolid.
Y elegante.
Y serio.

Sus calles parecían hacerse más anchas a mi paso. Los mismos motivos mágicos hicieron que el reloj se parase por unos instantes.
Y de repente...Todo volvió hacia atrás.
Estaba allí y ahora pero yo volaba en dirección contraria al tiempo.
Las calles, las tiendas, los bares, la gente, la luz...

Vinieron imágenes de mi infancia, de mi abuela, de los paseos con mi madre, de los tres en el teatro, en la ciudad, de las idas y venidas...
De lo que soy.

Y volví a entender mejor las cosas. Yo.
"Mi patria es mi cuerpo" leía ayer.
Mi cuerpo y todo lo que ha pasado por él.

A modo de reconversión industrial mi cerebro caminaba por primera vez en tiempo en él...
Y con una base extra de sonrisas y cariños.