lunes, 11 de octubre de 2010

Hoy, panfletaria. A mala ostia.

Harta de estar rodeada de gilipollas.

Parece que tengo un cartel de los de "vendo oro". Mira que encima una vez pensé en ponérmelo (hipotéticamente, claro) a modo romántico. Sí, por un completo gilipollas. Por un niñato de tres al cuarto.

Pues sigue la vida y los gilipollas me rodean.
Panda de mediocres.
Yo que nunca me había creído nada ahora me doy cuenta de que me llevo partiendo la cara con la vida unos cuantos años.
Y digo: QUE NO ME TOQUÉIS MÁS LOS COJONES.

Que no me apetece.
Ni en el trabajo, ni en la vida, ni en el amor.
Hasta el culo.
Algún día escribiré una novela que protagonizaréis vosotros.
Y será un éxito. Y os sentiréis identificados, reconocidos. O quizá no. Sois gilipollas. Cortos de mente. A tanto no llegáis.
Claramente estableceré diferencias: los cobardes, los megalómanos, los imbéciles y los miedicas. Adjetivos comunes en cualquier gilipollas, pero no siempre en la misma proporción.

Estoy hasta la polla. En serio.
Asco de vida.
Y la culpa la tengo yo.
Por daros un minuto.
Joder.

2 comentarios:

[Yan!*] dijo...

Vale, vale, calma. Lo que tu quieras.

Pero hasta que yo me gane el cartelito, quiero MI minuto.

YA.=(

Marie dijo...

Tú sabes que tienes todos los minutos que no dedico al resto de la panda de exterminables... :)