domingo, 6 de febrero de 2011

Cena para diez

En este atardecer atormentado. O despertar en soledad.
Suenas.
Y sonrío.
Pero todo lo invade la pena.
No, mejor, la melancolía.
Esta cosa de echar de menos y pasear en solitario viendo las calles de otro color.
Y todo vuelve a ser un tictactictactictic.

Y de repente leo lo escrito y veo cómo suena a cortarsevenasdeformainmediata. Y no, no quiero.

Si estoy feliz.

Pero, repito, será la melancolía que a veces lo invade todo. Y las ganas de que me tengas entre tus brazos o de tenerte yo en los míos.

Será, será, será...Que me estoy volviendo una moñas de cojones.
QUe no espabilo. Que falta que me pongan una nube para moverme y vaya vestida con un traje color de rosa comiendo piruletas y sonriendo a los pajaritos.
Bonita imagen que no pega nada con mis pintas de chica mala con cresta y botas de invadir Polonia.

Anda, que ya te vale.

Y a ver qué coño hago yo haciendo cena sólo para uno.

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