Ahora es demasiado tarde, princesa. Búscate otro perro que te ladre (o viceversa)

Ideas claras.
O no. No.
Usarías la palabra "lost" si no fuera porque todo el puto mundo piensa en la puta serie y no en que efectivamente, estás P E R D I D A.

Estás ante ti. No te quedan más cojones. Obligada.
No es el miedo a perderlo. Es el miedo a enfrentarte a tu puta soledad.
A la elección de otro camino.

Ayer escuchabas que lo más seguro es que decidió. Simplemente dejó las cosas claras. No hay más. Ni había.
Y lo dice alguien que sabe mucho de pibas y de pavos. Y al que mola escuchar y decirle, eso de "ei, me voy a mi casa a dormir", mientras te mira con carita de pena desde su sofá rodeado de mierdas varias que molan pero que tú sabes que por tus putas manías serían imposible que se trasladasen (como por teletransportación) al salón de tu casa.

Entonces te encuentras en la ciudad vacía porque es tarde. Y es domingo. Y quieres caminar. Sentirte libre y creer. Creer en ti. Ya está bien de creer en otros. Total pa'qué.
Caminas en busca de un búho que te lleve a casa y te libere de tu puta cinta retorcida debajo del diafragma.

Sientes perfectamente cómo los músculos bailan un swing bakala que hace que tu estómago se coloque en un sitio en el que no debe estar y que tus ovarios hagan mortales. Te sientes bien. De puta madre. Libre. Pero hay cosas que aún no se pueden controlar.

Tienes miedo al "hasta quí he llegado". Eres una princesa de la boca de fresa y como tal te piensas reivindicar. Aunque sí, te cagabas en tu puta madre en silencio cuando le soltabas todo el discursito al amigo que te ha invitado a cenar una cena peruana que probablemente no te dejará dormir. Pero qué importa. Habéis pasado un buen rato. Y lo mejor es que pese al Bcn-Madrid, la cosa promete ratos mejores.

El puto teléfono no suena. Y no valen las excusas. Acepta, coño.
Intentas no perderte buscando en el recuerdo de una mirada de esta tarde. Noo. Este año no pasará lo mismo. Sus ojitos te recuerdan a otros que resultaron dar asquete con el paso del tiempo. Bueno, igual asquete no, pero sí un pufffff largo y profundo.

Qué más da. Piensas.
Me voy a hacer la cena y voy a disfrutar de mi soledad.
De mi jodida soledad. Que ya toca.
Y esta noche, quiero acostarme pronto.