Hay qué joderse.
Trabajar en un edificio blanco y cuadrado un viernes por la tarde no tiene precio.
O sí. El de machacarte gratuita y placenteramente en el gimnasio media mañana para endiñarte horas después un delicioso dulce de chocolate con forma de corazón.
Placeres de la vida. Sudar, sacar músculo y que todo te dé igual sólo por tener entre tu boca los deliciosos trocitos hojaldrados del dulce.
Aún siendo eficaz ayudada por el ritmo de The Cure y The Javier, llega un momento en que te preguntas qué coño haces tú aquí. Con lo bien que serían unas caricias bajo el sol de media tarde ne cualquier ladera contaminada de la ciudad de Madrid. Y un mojito.
La cosa va de azúcar. Y es ahora estás con la glucosa bien baja.
Te has puesto a dieta de los cariños gratuitos que luego te dicen "fuck you&Ifuckher".
Así que tu cuerpo va pidiendo a gritos (y sin contar para nada con el debate de tu mente) abrazos y cariños. Que tú necesitas.
Y miras la mesa. Te vuelven a doler los ojos. Aún quedan 4horas.
¿Y después?
Te atreves a pensar que darías lo que fuera por una borrachera sin resaca. Pasajera.
Fuera de casa. Que luego de ti se recuerdan las imágenes de sofá pijama y birra. Y eso, para una actriz con estilo e inteligencia, no es recomendable.
¿O sí?
En el fondo me gust@.
¡Y lo que mola The Cure!
No hay comentarios:
Publicar un comentario