A tomar por culo.
Sí.
O cuando estás hasta la polla y te dan ganas de mandarlo todo a la mierda.
Tu familia, tus amigos, tu trabajo.
HAsta la polla.
Sí.
Y de repente alguien te dice que te echa de menos.
Y te dan ganas de llorar.
Porque no sabes si eso es bonito o no.
Si es sólo porque haces muy bien trabajo o porque todo esta mierda merece la pena.
Hay días en los que los 40º son demasiados para sacarte las vísceras y que les dé el aire.
Esos días en los que te cogerías un tren hasta el fin de alguna parte.
Para estar sola y maldecir todas tus desgracias de mierda.
Porque no son más que eso. Preocupaciones absurdas.
Y todo acabará en el supermercado. Llenando el carro como si vivieráis dos. Para que luego todo se muera en el frigorífico enano que posees.
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